COMENTARIO: "La naranja mecánica"

"A Clockwork Orange" (La Naranja Mecánica)

"Es curioso como los colores del mundo real solo parecen reales cuando los vemos en una pantalla"

La naranja mecánica es una película angloamericana de 1971 producida y dirigida por Stanley Kubrick. Se trata de una adaptación fílmica de la novela homónima de 1962 escrita por Anthony Burgess.

FICHA TÉNICA:

Fecha de estreno: 1971
País: EEUU, Reino Unido
Idioma: Inglés
Dirección: Stanley Kubrick
Ayudantes de dirección: Derek Cracknell, Dusty Symonds
Dirección artística: Russell Hagg, Peter Sheilds
Guión: Stanley Kubrick
Montaje: Bill Butler
Producción: Stanley Kubrick
Diseño de producción: John Barry
Productora: Warner Bros, Hawk Films
Distribución: Warner Bros. Pictures
Estudio: Pinewood Studios
Presupuesto:  $2.200.000
Género: drama, ciencia ficción, comedia negra
Duración: 136 minutos
Música: Walter Carlos
Maquillaje: Barbara Daly, George Partleton, Freddie Williamson
Fotografía: John Alcott
Vestuario: Milena Canonero
Reparto:
  • Malcolm McDowell - Alex DeLarge
  • Warren Clarke - Dim
  • Michael Tarn - Pete
  • James Marcus - Georgie 
Stanley Kubrick nació el 26 de julio de 1928 en el Bronx, Nueva York en el seno de una familia de origen judío. Kubrick tuvo su primera cámara a los trece años, obsequio de su padre. Comenzó a trabajar como reportero en la revista Look convirtiéndose en uno de los fotógrafos más prestigiosos del país. En 1950 abandonó la fotografía y realiza su primer cortometraje, Days of fight (Días de lucha, 1950), un documental de quince minutos que le compró la RKO Pathé. Rodó su primer largo con dinero prestado, Miedo y deseo (1953), en el que el fue el encargado del guión, la dirección, la cámara y el montaje. Fue un director increíblemente meticuloso en todas sus obras, en las que invertía un promedio de dos años de arduo trabajo, y pronto se convertiría en uno de los cineastas más perfeccionistas y difíciles de la historia. En 1959, el alegato antibélico Senderos de gloria (1957), protagonizado por Kirk Douglas, consiguió el gran premio de la crítica en Bruselas. Durante el rodaje conoció a Christiane, con la que se casó y de la que no se separó hasta su muerte. En 1960 Espartaco, con un presupuesto de 12 millones de dólares y un reparto estelar, obtuvo un éxito arrasador, al que siguieron Lolita (1962), basada en la novela de Vladimir Nabokov; Teléfono rojo: volamos hacia Moscú (1964); 2001, una odisea del espacio (1968), un hito del cine de ciencia ficción; la futurista y violenta La naranja mecánica (1971), a partir de la novela de Anthony Burgess; Barry Lindon (1975); El resplandor (1980), según el relato de Stephen King; y La chaqueta metálica (1987), sobre la guerra de Vietnam. Stanley Kubrick controlaba todo el proceso de producción de sus trabajos, supervisaba el doblaje de sus películas a otros idiomas, y salvo ocasiones excepcionales, nunca permitió que se proyecten por televisión. Fue candidato al Oscar en varias ocasiones y lo recibió en 1968 por los mejores efectos visuales en su película 2001: Una odisea del espacio. Stanley Kubrick falleció el 7 de marzo de 1999 en Harpenden, Hertfordshire, Inglaterra, de un ataque al corazón cuando daba los últimos toques a Eyes wide shut, su último trabajo, en el que participaron Nicole Kidman y Tom Cruise.

Gran Bretaña, un futuro distópico en el que se nos presenta a Alex, un joven sociópata con dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora experiencia de reeducación que pretende anular drásticamente cualquier atisbo de conducta antisocial.

Como en muchas de sus obras Kubrick divide su película en tres actos perfectamente diferenciables. El primero narra sin orden ni criterio las andanzas de Alex, el principal protagonista de la historia, y sus drugos, mientras hacen de las suyas. Violaciones, peleas, asesinatos... única y exclusivamente viven para ello. No se saben las motivaciones de Alex y sus amigos para la violencia que corre por sus venas sino que se da a entender que ese comportamiento extremo es algo completamente natural en la sociedad en la que viven. El segundo bloque narra cómo apresan y encarcelan a Alex, que ha sido traicionado por su propios compañeros. Acusado de la muerte de una mujer, cumplirá 14 años de prisión. El tercer bloque nos presenta a un Alex recuperado para la sociedad, pero irónicamente todo le sale mal y todas sus anteriores fechorías recaen ahora sobre él.

El protagonista, Alexander DeLarge, aunque a simple vista parece que tendrá una grande y marcada evolución, sucede todo lo contrario y termina la película con la misma actitud violenta, ruda y arrogante, para sorpresa del espectador -cabe destacar que la novela termina con un Alex totalmente reformado y reinsertado en la sociedad, pero Kubrick leyó un ejemplar en el que no aparecía el epílogo-. Es así que Alex revive e imagina constantemente imágenes violentas y sexuales, tal y como muestra la película en esas extrañas y sádicas visiones (las cuales disfruta) que tiene el personaje durante el transcurso de su vida diaria, como en la que aparece fustigando a Cristo, convertido en conde Drácula, o teniendo sexo ante un grupo de personas. A pesar de la conducta del protagonista y de que seamos totalmente conscientes de lo que ha hecho, Kubrick consigue que sintamos compasión de el, consigue que lleguemos a excusarlo, que comprendamos su dolor e incluso que suframos cuando él sufre.

La película está cargada de simbología sexual en todo su explendor. La escultura de la casa de la mujer de los gatos (con forma de pene), los helados que chupan las chicas en la tienda de discos, todas las pinturas presentes en la mayoría de escenarios, los maniquíes del bar donde los drugos van a drogarse... contribuyen a crear un ambiente en el que el sexo y sus representaciones están de moda, son un arte, símbolo de la degradación de la sociedad y de los protagonistas, de un mundo donde el sexo es sólo una diversión un entretenimiento o un acto limitado al mete-saca. Todo es hipersexualizado y las relaciones humanas son inexistentes. Las mujeres son concebidas como presas que los hombres cazan por satisfacción y, siguiendo sus instintos más grotescos, transforman el sexo en violación, ataque y demostración de poder.

La banda sonora juega un papel realmente importante en la película. La obra de Beethoven suena a lo largo de toda la película, primero para el deleite del protagonista, gran fan del músico, y más tarde para causar su suicidio, ya que las desgarradoras imágenes y películas del tratamiento son acompañadas por música del mismísimo Ludvig Van, lo que provoca en Alex un rechazo hacia lo que inicialmente adoraba. Además, Kubrick “disfraza” la violencia con bailes al son de diferentes músicas. La más importante es la que se produce en casa del escritor, ya que es el mismo Alex el que canta “Singing in the rain” mientras apaliza y viola a la mujer, bailando al son de la música, la misma música que más tarde le delatará.

Una de las cosas que más me llamó la atención e impresionó fue el contraste de la primera vez que Alex llega a casa del escritor -lo hace como un vándalo y su finalidad es entrar en la mansión con sus drugos y arrasar con todo lo que encuentren- y la segunda vez que llega -casi sin respiración, mojado por la lluvia solo busca un lugar donde refugiarse y ni cuenta se da de que ya había estado allí antes-, Kubrick utiliza los mismos planos y ángulos en las dos escenas a pesar de que las circunstancias sean totalmente opuestas.
 
Por otra parte, un punto importante que destacar del filme es la sociedad. Todos los estamentos sociales retratados en la película tienen una doble moral, desde la familia a las instituciones. Bajo esa aparente normalidad racional son igual de violentos que Alex y todos sus actos están encaminados a dominar y someter al elemento discrepante, especialmente si es peligroso para la pervivencia de su propia máscara social. Así, la familia del protagonista mientras este cumple condena le sustituye por un inquilino que ocupa su lugar, hasta el punto de ser el sustituto de su hijo “malo”; a los científicos no les interesa sanar a Alex, sino que buscan que su experimento resulte satisfactorio, sin importar el daño físico y emocional que puedan causar en el "sujeto" y el político utiliza al protagonista para lograr ganarse la opinión pública y alzarse con el poder social.
 
Perturbadora y repleta de imágenes crudas de violencia, se ha convertido en una película de culto aclamada por el público y la crítica y es considerada como una de las obras icónicas de Kubrick, siendo así nominada en 4 categorías de los Óscars, 3 de los Golden Globs y 7 de los BAFTA. Los Simpson se inspiraron en la película y el mítico personaje de Alexander en un capítulo en el que Bart aparece vestido con el mismo atuendo que el protagonista, aunque ahora no es la violencia y la adicción al sexo la que se pretende eliminar, sino la adicción a los pastelillos.

En general se trata de una película rompedora en muchos aspectos: grotesca y complicada de ver por momentos busca, a la vez que provocar, una reflexión en el expectador sobre lo que realmente está bien y está mal. El adoctrinamiento, la delincuencia juvenil, la sexualidad, el abuso de poder... Muchos temas que se tocan en apenas 2 horas. Como dicen en la película, la violencia genera violencia, pero el propio estado la utiliza para "reeducar" al protagonista. Un estado cargado de hipocresía y represión. Así, Alex se transforma en una máquina sin poder de decisión ni moral, limitada a unas acciones que le han impuesto y no que realmente nacen de él. Eso no es reinserción, que es como lo intentan presentar, sino manipulación, privatización de sus derechos, su humanidad y su individualidad. Simplemente controlan su mente, anulando cualquier atisbo de libertad. Tal como lo expresa el sacerdote, la bondad es solo real si parte de la voluntad del sujeto. Alex aprende a portarse bien, pero no por elección propia, sino a través de la fuerza institucional que lo obliga a ser un ciudadano modelo. Como una naranja mecánica -metáfora que da título a la película-: su interior es robótico, aunque parezca natural en el exterior. Asimismo, la sociedad está condicionada por instintos de dominación, se impone la ley del más fuerte. Se aprecia perfectamente en el momento en que Alex ingresa en prisión. En ese momento el protagonista pierde su condición de sujeto dominador, o verdugo, para convertirse en sujeto dominado, o víctima.

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